Todos conocemos la destrucción sufrida por nuestra ciudad durante la Guerra Civil española. Uno de los edificios más afectados fue, sin duda, el Alcázar de Toledo, baluarte que afrontó bombardeos aéreos, fuego artillero, detonaciones subterráneas y otras acciones bélicas, especialmente, a lo largo del verano de 1936.
Acabada la contienda se iniciaría su proceso de reconstrucción que se prolongaría durante varias décadas pues el Alcázar, y su defensa, se convirtieron muy pronto en un instrumento de propaganda política para el régimen franquista. Esas “gloriosas ruinas” fueron objeto de atención en multitud de libros, artículos periodísticos, programas radiofónicos, reportajes del NO-DO… Esa enorme difusión logró la venida a Toledo de turistas de toda condición que querían contemplar personalmente el lugar en donde se había desarrollado la reconocida “gesta”. Por esos años, además, las autoridades solían acompañar a las personalidades ilustres que visitaban Toledo. Para todos, el recorrido por el Alcázar en ruinas era ineludible.
La ejecución de las obras de su reconstrucción se llevó a cabo durante la década de 1950. Oficialmente se iniciaron el 1 de octubre de 1952 comenzando con la edificación de la fachada Norte y la demolición de las zonas todavía ruinosas, por parte de la Dirección General de Regiones Devastadas bajo la dirección de la Comandancia de Ingenieros de la I Región Militar. Y su finalización se produjo posiblemente, hacia 1964, años después de la inauguración, el 24 de noviembre de 1961, del monumento a los caídos durante el asedio, realizado por el artista Juan de Ávalos y ubicado en la esquina de la explanada Sudeste del Alcázar. En ese acto se contó con la presencia del general Franco y del almirante Américo Thomas, presidente de Portugal.
En esa misma década de 1950 se acometieron por el Ayuntamiento las obras de arreglo de las calles y explanadas próximas, muy bien reflejadas en la colección de fotografías del constructor Mariano Martínez Herranz, que pueden contemplarse en esta misma web. Más complicado resulta conocer las actuaciones llevadas a cabo en los años anteriores. Al menos hasta ahora.
La publicación, por la editorial La Esfera de los Libros, de la obra El Alcázar no se rinde: historia gráfica del asedio más simbólico de la Guerra Civil, redactada por Blas Piñar Fernández y Jorge Fernández-Coppel, posibilitó que sus autores se acercaran al Archivo Municipal en búsqueda de recursos gráficos para ilustrar su libro. El resultado que ofrecemos ahora es el fruto de aquellos encuentros. La familia de Blas Piñar posee dos álbumes fotográficos, realizados por la Casa Rodríguez de Toledo, en los que se documentan las obras realizadas en este colosal edificio y su entorno entre el 26 de abril de 1943 y el 2 de abril de 1946.
Durante esos tres años se acometieron obras de desescombro y limpieza del Alcázar, de explanación de su antiguo Picadero (con los pasos superior e inferior) y de construcción de la escalera próxima a la fachada Norte, del muro de contención de la calle de La Unión y de las escaleras que dan acceso a los jardines, dirigidas por el ingeniero militar Luis Franco Pineda. También fue construida la cripta situada bajo el patio del Alcázar con arreglo a un proyecto del militar y arquitecto toledano Eduardo Lagarde, inaugurada a finales de septiembre de 1944.
Todo este proceso ha quedado documentado en las 197 fotografías que conforman esos dos álbumes que ahora ponemos a disposición de los toledanos gracias a la gentileza de sus poseedores.
Mariano García Ruipérez
Archivero Municipal de Toledo