69 – Toledo y la fabricación de cuchillas de afeitar - Ayuntamiento de Toledo

En este cálido verano de 2024 hemos querido relatar una actividad desarrollada en Toledo hace casi un siglo en nuestra recordada Fábrica Nacional. Pocos saben que en este establecimiento, además de todo tipo de armas, se elaboró diferente material quirúrgico…, junto con otros productos tan variados como las navajas, maquinillas y cuchillas de afeitar.

Navaja de afeitar

Navaja de afeitar

Las navajas de afeitar han sido utilizadas desde épocas remotas. En las manifestaciones artísticas conocidas del mundo clásico griego y romano podemos encontrar ejemplos claros de su uso.

Barbero en el callejón de la Soledad hacia 1890

Barbero en el callejón de la Soledad hacia 1890

El oficio de barbero era muy conocido y demandado si se prefería que de esas tareas se encargara un profesional. Todavía hoy los barberos siguen utilizando las navajas para afeitar a sus clientes.

La destreza en su uso por los particulares dependía de cada cual y no era extraño que se pudieran sufrir severos cortes por inexperiencia o descuido. Un cambio fundamental se producirá cuando el empresario americano King Camp Gillette inventó su maquinilla de afeitar que utilizaba cuchillas desechables y de bajo coste. Su producción se inició en 1903 y se extendió rápidamente por muchos países siguiendo la patente americana o utilizando otras propias. Su uso por los soldados que participaron en la Primera Guerra Mundial contribuyó aún más a su difusión.

En las bolsas de aseo utilizadas por los hombres fue cada vez más habitual encontrar a partir de entonces las maquinillas con las hojas de afeitar desechables, el jabón para conseguir espuma, la brocha, un pequeño recipiente para el agua, y alguna loción o colonia.

Su uso se fue extendiendo gracias a su fácil manejo y a su razonable precio especialmente entre las clases populares pues los más pudientes preferían seguir acudiendo a las barberías tradicionales en donde eran afeitados por manos expertas que utilizaban las afiladas navajas.

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Cuchilla de afeitar

Al no existir fabricación en España era preciso importar las maquinillas y las cuchillas de afeitar del extranjero para hacer frente a la creciente demanda. El inicio de su fabricación en Toledo obedece a una coyuntura especial amparada en la política proteccionista del Directorio Militar y en la necesidad de dar trabajo a los obreros de la Fábrica Nacional tras reducirse notablemente en ella la producción de armamento tras la pacificación de Marruecos en 1926.

El 3 de agosto de 1926, escribía María Concepción Carmena, en El Castellano, en un trabajo publicado por entregas titulado “Origen de la Fábrica Nacional de Toledo”, que si se cerrara ese establecimiento 1.600 familias de Toledo y su provincia se verían afectadas. En su texto subrayaba que entre los distintos productos elaborados en ella se incluían las navajas de afeitar, confeccionadas con acero especial suministrado por la empresa inglesa Jonas & Colver.

La producción de cuchillas de afeitar en la Fábrica Nacional empezó a gestarse en 1927. Una Comisión toledana visitó el día 6 de abril al general Primo de Rivera, presidente del Directorio Militar, para manifestar que los problemas del paro obrero y de la inactividad de la Fábrica, tras el fin de la Guerra de Marruecos, podrían aliviarse si se acometían en ella la fabricación de cartuchos de caza y de máquinas de afeitar. Pero las autoridades militares ya venían trabajando en ello.

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Hojas de afeitar fabricadas en Toledo

Por Real Orden de 22 de febrero de 1927 se encargó a los capitanes Antonio Lafont Ruiz y Fernando Córdoba Samaniego que llevaran a cabo una comisión en el extranjero para estudiar los procedimientos de fabricación de armas blancas, material quirúrgico… y de maquinaria. Visitaron veintinueve fábricas. En su extenso informe final, una Memoria de cuatro tomos concluida en octubre de ese año, entre otras cuestiones, presentaron un proyecto de fabricación de “hojas-cuchillas para máquinas de afeitar”.

Entendemos que la puesta en marcha de esta fabricación debió llevarse a cabo en los primeros meses de 1928 porque en El Castellano de 26 de julio ya se indica que en la Fábrica se elaboraban hojas-cuchillas. Una activa campaña publicitaria en medios locales y nacionales, ya en los primeros meses de 1929, contribuyó a su difusión, especialmente tras la concesión de su comercialización en régimen de exclusividad a la empresa “Productos Nacionales S.A.” que tenía su sede en la calle Conde Xiquena de Madrid. Las cuchillas se anunciaban en la prensa por entonces con el texto: Limpio acero toledano. Tu magnífico temple, que la fama consagró, se encuentra hoy en las hojas de afeitar “Toledo”.

En mayo de 1929, los que acudieron a la Exposición Universal celebrada en Sevilla pudieron examinar en el pabellón de la toledana Fábrica Nacional de Artillería, entre otros muchos objetos y productos, sus ya “célebres hojas de afeitar”. Todo su proceso de fabricación fue recogido y explicado de manera muy precisa por Fernando Córdoba Samaniego en abril de 1930, en un artículo incluido en el Memorial de Artillería, que recogemos en esta entrada. Este militar fue el encargado de establecer en la Fábrica esta novedosa producción. En él nos cuenta que el acero empleado procedía de la ciudad inglesa de Shefield, de las acererías Jonas & Colver y Hunstman, ambas de excelente calidad.

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Caja-expositor de cuchillas de afeitar

En 3 de julio de 1930, en el diario El Castellano, se indicaba que lo que empezó siendo “un simple entretenimiento para media docena de mujeres” había desembocado en una producción diaria de 15.000 cuchillas dando trabajo a 150 obreros. Este éxito se había visto favorecido por “la excelente calidad del producto”, comercializado bajo la marca “Toledo”, y por su venta en régimen de exclusividad. Estos datos nos informan de que apenas un 10 por ciento de los trabajadores de la Fábrica Nacional se empleaban en esta manufactura. Y sabemos que la mayoría de ellos eran mujeres. Por lo que, ante el incremento del paro obrero, el alcalde toledano, Alfredo Van-den-Brule, como indica Enrique Sánchez Lubián, realizó gestiones ese mismo mes ante el Ministerio para que se invirtiera en el incremento de la fabricación de cartuchos y de cuchillas de afeitar. La producción nacional, en las distintas fábricas, no satisfacía la demanda por lo que era preciso importar hojas en el extranjero, algo que se pretendió frenar con la elevación de los derechos arancelarios. Esta medida, ya a finales de agosto de 1930, permitió un incremento en la producción toledana al aumentar la demanda.

La iniciativa privada toledana también apostó por la fabricación de este producto, pues en abril de 1930 se anunciaba en la prensa que “La Industrial del Acero” (L.I.D.A), presidida por Pedro de Orcasitas y dedicada a la producción de todo tipo de herrajes iba a iniciar la elaboración de hojas de afeitar en nuestra ciudad empleando a trabajadores de ambos sexos en su taller del paseo de San Cristóbal.

A mediados de julio de 1931, tras la proclamación de la II República, la Cámara de Comercio e Industria de Toledo elevó al Gobierno unas conclusiones sobre la situación económica de nuestra ciudad abogando, entre otras cosas, porque se produjeran en la Fábrica Nacional “las maquinillas apropiadas” para el uso de esas hojas ya que todas eran importadas de otros países. Es decir, primero se fabricaron en ella las navajas de afeitar, después, a partir de 1928, las cuchillas, y desde entrado el año 1931 se pretendió que también se elaboraran las maquinillas.

Maquinilla desmontable

Maquinilla desmontable

La producción de las cuchillas continuó en los siguientes años. Su fama en toda España implicó que hubiera falsificaciones o bien se utilizara el nombre de Toledo por otros fabricantes intentando así beneficiar a sus producciones. Las autoridades toledanas se sentían orgullosas de sus cuchillas y era habitual que las personalidades que nos visitaban, como la comitiva que vino de Toledo-Ohio en 1934, fueran obsequiadas con paquetitos que contenían las famosas hojas “Toledo” especialmente si se acercaban a la Fábrica. Ya por entonces se elaboraban en ella las maquinillas de afeitar, conservadas desmontadas en pequeños estuches. A mediados de noviembre de ese año se producían en la Fábrica Nacional diariamente en torno a 20.000 cuchillas. Y estas cifras posiblemente se mantuvieron hasta el comienzo de la Guerra Civil, en julio de 1936, puesto que entendemos que la contienda bélica puso fin a esta actividad en Toledo.

De esos años conservamos, dentro de la Colección Alba, un extenso informe mecanografiado, firmado el 19 de septiembre de 1932 por el coronel Mario Soto Sancho, director de la Fábrica Nacional, bajo el título de “Estudio técnico de la fabricación de Hojas-Cuchillas de Afeitar”, que incluye precisos datos técnicos y fotografías de las máquinas empleadas en su elaboración. Este documento también forma parte de esta exposición. En el Catálogo general de la Fábrica Nacional de Artillería, impreso posiblemente ese mismo año, se incluye un apartado dedicado a esta fabricación con los siguientes términos:

Se sigue en ella el sistema individual, para aprovechar, de momento, la habilidad indiscutible de las operarias, en el intento de obtener hojas que no desmerezcan de la fama que el mundo reconoce a los aceros toledanos. La maquinaria instalada es, en buena parte, obra propia de la Fábrica, y el elemento más importante, los hornos eléctricos que han de proporcionar el temple, modelo exclusivo del taller, fruto de la experiencia de esta técnica de templar, tan dominada.

La cinta de acero cortada en una prensa excéntrica proporciona las hojas, que se templan en los hornos mencionados y se revienen en el baño de aceite, para seguir su proceso de limpieza, grabado, bruñido y sentado de filos, pasando por numerosos reconocimientos, que garantiza la bondad de las hojas, para terminar en máquinas automáticas que las empaquetan en sobres y estuches, tal como llegan al cliente. La capacidad inicial ha de ser de 20.000 hojas en jornada de ocho horas, …

Por esos años, en otras ciudades españolas se comenzaron a elaborar también cuchillas de afeitar. La familia Bassat, de origen alemán y establecida en Barcelona en la década de 1930, producía las suyas bajo las marcas “Iberia” y “Sevillana”. Y a partir de 1966 elaborarían sus “Filomatic”. También en la ciudad condal, ya en 1924, la familia de Rogelio Rojo puso en marcha una fábrica de este tipo de hojas utilizando sus propias patentes. En Irún, y desde 1931, el alemán Juan Vollmer, sirviéndose de la marca y patentes de F. Herberz, comenzó la fabricación de las hojas “Palmera”. Pero no fueron las únicas. Otros fabricantes, con otras marcas, elaboraron cuchillas de afeitar. Y lo mismo ocurrió fuera de España. Una muestra de ellas las incluimos en esta exposición.

En la década de 1960 aparecieron en el mercado las maquinillas desechables, cuya fabricación fue poco a poco copada por dos marcas concretas, una americana (Gillette) y otra inglesa (Wilkinson). Esta innovación supuso el principio del fin de las cuchillas de afeitar de las que venimos hablando en este texto.


Mariano García Ruipérez
Archivero Municipal de Toledo

[En la redacción de este texto nos ha ayudado Teresa García Díaz]



Fabricación de las hojas de afeitar Toledo por Fernando Córdoba Samaniego_Año 1931

Fabricación de las hojas de afeitar Toledo por Fernando Córdoba Samaniego
Año 1931


2 - Estudio técnico de la fabricación de hojas-cuchillas de afeitar por Mario Soto Sancho_Año 1932

Estudio técnico de la fabricación de hojas-cuchillas de afeitar en la Fábrica Nacional de Toledo por Mario Soto Sancho
Año 1932


3 - Hojas de afeitar Toledo_Publicidad

Hojas de afeitar Toledo
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4 - Hojas de afeitar Toledo_Publicidad

Hojas de afeitar Toledo
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5 - Hojas de afeitar Toledo_Calendario de 1932

Hojas de afeitar Toledo
Calendario de 1932


6 - Reglamento de la Sociedad de socorros mutuos de peluqueros y barberos. Año 1917

Reglamento de la Sociedad de socorros mutuos de peluqueros y barberos
Año 1917


7 - Pelos y su depilación por el doctor Collar_1925-09-18_El Castellano

Pelos y su depilación por el doctor Collar
18/09/1925 – El Castellano