63 – Homenaje de Toledo a Federico Martín Bahamontes - Ayuntamiento de Toledo

1954-08-30_Recibimiento en Toledo a Bahamontes_Diario El Alcázar

30/08/1954 Diario El Alcázar
Recibimiento en Toledo a Bahamontes.

Aunque los mitos suelen tener como protagonistas a dioses y seres sobrenaturales, en la vida real también hay personajes cuyas hazañas calan tan hondo en el alma colectiva de una comunidad que pronto adquieren la condición de legendarias. En Federico Martín Bahamontes, la ciudad de Toledo tiene uno de ellos. En este triste momento, en el que el inigualable “Águila de Toledo” nos ha dejado, desde el Archivo Municipal queremos rendirle este homenaje compartiendo con todos los ciudadanos algunas de las fotografías suyas que se conservan entre nuestros fondos.

Bautizado con el nombre de Alejandro, Martín Bahamontes siempre ha sido “Fede”. Nació el 9 de julio de 1928 en una casilla de peones camineros en Val de Santo Domingo, donde trabajaba su padre. Un año después, la familia se instaló, como guardeses, en el Cigarral de Montoya, donde les sorprendió la Guerra Civil. Madrid y la localidad toledana de Villarrubia de Santiago fueron los lugares donde nuestro protagonista vivió durante el conflicto. Al término del mismo, regresaron como asalariados en el campo. Aquellos difíciles años, en los que Federico ejerció los más duros trabajos, incluidas algunas acciones de estraperlo para contribuir a la economía familiar, marcaron su espíritu luchador, vivo y sagaz, sabiendo que jamás hay que rendirse mientras quede un mínimo esfuerzo por hacer. Él siempre reconoció que el mejor maestro que tuvo en la vida fue el hambre.

Treinta duros le costó la primera bicicleta que compró a un herrero y con la que en 1947, a la edad de diecinueve años, comenzó a participar en carreras ciclistas por los pueblos toledanos. En la segunda de ellas, ganó. Fue en el verano de 1948 con un trazado entre Toledo-Puente del Guadarrama-Cabañas de la Sagra-Toledo. Desde ese momento, su talento, su pundonor y su genialidad le llevaron en volandas para ser asiduo en los pódiums de cuantas pruebas de aficionado participaba, sobre todo si aquellas polvorientas carreras comarcales se empinaban hacia arriba.

1959-09-21_Recibimiento en Toledo a Bahamontes_Diario El Alcázar

21/09/1959 Diario El Alcázar
Recibimiento en Toledo a Bahamontes

En su primer año como profesional, en 1954, Bahamontes comenzó a escribir los mejores renglones de su leyenda. Fue en el Tour de Francia, cuando protagonizó una de las anécdotas más contadas y repetidas de la historia del ciclismo mundial. Llegado a la cima del Col de Romeyère y debiendo esperar a su mecánico para reparar una avería en la bicicleta, no dudó en detenerse a comer un helado, ante la mirada atónita de cuantos le veían. En esa edición de la carrera francesa, “Fede”, a quien por entonces se le conocía como “El Lechuga”, ganó su primer maillot de la montaña. Cinco veces más consiguió alzarse con tal premio, sellando en letras dorados uno de los principios indiscutibles de este esforzado deporte: escalar y decir “Bahamontes” son la misma cosa. En esa categoría, también alcanzó primeros puestos en la Vuelta a España (dos veces) y en el Giro de Italia (una).

En aquella España que comenzaba abrirse al mundo, las tardes de verano estaban marcadas por las retransmisiones radiofónicas de sus escapadas y las melodramáticas radionovelas escritas por Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca. En 1959 llegó la apoteosis. El 18 de julio –fecha emblemática del régimen franquista y en la que se cumplían once años de su primera carrera ganada- Federico Martín Bahamontes entró vestido de amarillo en el Parque de los Príncipes de París. Era el primer español que lo conseguía. Alejandro, aquel duro y fino ciclista nacido en una casilla de peón caminero, dejaba de ser “El Lechuga” para convertirse en el “Águila de Toledo”. Había marcado un hito en el devenir del ciclismo patrio. ¡Ya era posible tratar de “tú a tú” a monstruos sagrados como Fausto Coppi o Jacques Anquetil! Hasta su muerte ha sido el decano de cuantos ganadores de Tour de Francia continúan vivos. En 2013, con motivo de la edición número cien de la ronda gala, se le reconoció oficialmente como el mejor escalador en la historia de esta carrera, la más importante del mundo.

2018-05-06_Nota manuscrita de Bahamontes en el Homenaje dado por la Fundación SOLISS

06/05/2018 Nota manuscrita de Bahamontes en el Homenaje dado por la Fundación SOLISS

Los recibimientos que en 1954 y 1959 le hizo la ciudad de Toledo fueron espectaculares y aún son recordados por quienes lo vivieron. Las imágenes de su recorrido en coche descapotable hasta la plaza del Ayuntamiento, acompañado por ciclistas locales y jaleado por miles de toledanos y toledanas siguen poniéndonos la piel de gallina. Esa misma sensación se tiene al releer las crónicas periodísticas de aquellos eventos. En septiembre de 1959, el Ayuntamiento le nombró Hijo Adoptivo. Aquellas jornadas forman parte del ramillete de días señalados que Toledo vivió en el siglo XX, como la Coronación de la Virgen del Sagrario (1926) o las visitas de los hermanos de Toledo-Ohio (1934), Evita Perón (1947) y Juan Pablo II (1982).

Retirado en 1965 con un palmarés inigualable, ciento veinte victorias profesionales, continuó ligado al ciclismo, alentando y dirigiendo distintos equipos de juveniles y de aficionados. Su popular tienda en la Plaza de la Magdalena, espacio urbano dedicado a él por el Consistorio, se convirtió en lugar de peregrinaje y visita obligada para cuantos aficionados a este deporte llegaban a nuestra ciudad. También tomó las riendas de organizar la Vuelta Ciclista a Toledo, que celebró cincuenta ediciones, siendo la última en 2015. Y al igual que había acumulado premios, trofeos y galardones por sus triunfos en las carreteras españolas y de media Europa, Bahamontes no ha parado de recibir distinciones civiles de todo tipo: Real Orden el Mérito Deportivo, Medalla de Oro del Ciclismo Profesional, Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, Hijo Predilecto de la Provincia de Toledo,…

Habiendo tenido al hambre como maestra de la vida y sabiendo que nada puede conseguirse sin esfuerzo, Bahamontes ha mantenido durante toda su vida los pies muy bien asentados en el suelo. Ha sido una persona querida por su cercanía, su simpatía natural, su conversación siempre amena y plagada de jugosas anécdotas, sus certeros análisis sobre el ciclismo de nuestros días, su gran capacidad para saber distinguir entre quienes se iniciaban en este deporte a los que tenían madera de líderes de los que no, su inagotable capacidad de trabajo hasta sus últimos meses o la sincera espontaneidad con que expresaba sus opiniones sobre cuanto se le preguntase, le han granjeado el cariño unánime de todo el mundo. Pocas personas podríamos encontrar que no le apreciasen o a quienes, tras escucharle, dejase indiferentes.

Palmarés de Federico Martín Bahamontes

Palmarés de Federico Martín Bahamontes

Como se indicaba el principio de estas líneas, este homenaje nos nuestra al Federico ciudadano más que al Bahamontes deportista, aun sabiendo que ello es difícil de discernir, como bien quedó demostrado el 6 de mayo de 2018 cuando el Ayuntamiento de Toledo y la Fundación SOLISS le rindieron un emotivo homenaje inaugurando una estatua en su honor en la curva del Miradero, representándosele ascendiendo en su característica posición de ataque hacia la meta. Aquel domingo, Bahamontes, como en 1959, subió desde la Puerta de Bisagra en un coche descapotable, acompañado por la entonces alcaldesa Milagros Tolón Jaime, a quien él conocía desde recién nacida por cercana amistad con sus padres, y escoltado por aficionados el ciclismo. Junto a “Fede” no solo estaban los representantes sociales y políticos de toda la ciudad, sino también algunos de a quienes él abrió camino para que un día ganasen el Tour: Perico Delgado, Miguel Induráin y Carlos Sastre. Desde su inauguración, no faltan grupos ciclistas aficionados que suben hasta su escultura para fotografiarse junto a nuestro “Águila”. Así lo hicieron el 9 de julio de 2023 decenas de ellos encabezados por el alcalde de Toledo Carlos Velázquez, rindiéndole homenaje con motivo de su noventa y cinco aniversario. Ese día, además, en el Tour se ascendía al mítico Puy de Dóme, cumbre donde tanta épica derrochó nuestro “Fede”.

Conscientes de que nadie muere mientras perviva su recuerdo, desde el Archivo Municipal de Toledo sabemos que Federico Martín Bahamontes siempre estará presente en la memoria colectiva de esta ciudad y de todos los amantes del ciclismo. Por eso queremos compartir estas fotografías en recuerdo suyo y como testimonio de gratitud a cuanto nos dio en vida. Debemos sentirnos afortunados por haber podido gozar durante tanto tiempo de la amistad, cercanía y ejemplo de un mito que, montado sobre una bicicleta y desde las cimas del Mont Ventoux, el Aubisque, el Tourmalet o del Puy de Dôme, fue capaz de tratar de igual a igual a cuantos dioses y otros seres sobrenaturales pueblan los cielos de la historia.

Y al igual que con ellos la iconografía artística y popular es generosa, con “Fede” también lo ha sido. La relación de fotógrafos nacionales e internacionales que han recogido con sus cámaras la fascinante vida de este ciclista sin igual es inmensa, como modestamente lo certifica esta selección de imágenes cuya autoría corresponde a estudios y reporteros como Casa Rodríguez, Torremocha, Albero y Segovia, Casa Flores, Manzano, Zarco, Alguersuari, Cano y Guerra, Jordán, Schiavo, José Ramón Márquez, José Luis Pérez o Alberto Santos, entre otros.


Enrique Sánchez Lubián