Sin saber bien cómo ni por qué, Carvalho anda desgarrado entre Barcelona y Madrid. En Barcelona le quedan los restos de su tribu y el despacho en el que sigue trabajando. En Madrid anda perdido en el laberinto de una mujer casada con un prohombre de la política nacional, y que le ha desestabilizado más de lo que consiguió nadie antes. Quizá se está haciendo viejo o le asaltan —como al propio país— problemas de identidad a todos los niveles: ¿quién eres, Carvalho?, ¿qué quieres?, ¿qué buscas? Estamos en 2017 y las placas tectónicas de la sociedad parecen moverse de un modo inédito. Los problemas de siempre, la desaparición de una prostituta o una vieja amiga que acude en busca de ayuda por un sangriento crimen familiar. En lo personal, la complicidad con Biscúter pasa por horas bajas, y su salud no es la mejor noticia del momento.
Alfaguara publica la nueva novela de Benjamin Black, Los lobos de Praga, una intriga histórica ambientada en el siglo XVI con un detective mediocre, ingenuo y despistado como protagonista. Christian Stern, un joven alquimista erudito y ambicioso, hijo bastardo del príncipe-obispo de Ratisbona, llega a Praga en el amargo invierno de 1599 con la intención de hacer fortuna y lograr un lugar entre los altos cargos. Sin embargo, la noche de su llegada, borracho y desorientado, tropieza en el Callejón del Oro, junto al castillo, con el cuerpo desangrado de una joven tendido en la nieve. El investigador entrará al servicio del emperador, quien pronto le confía la tarea de resolver el misterio del asesinato, pero a medida que se acerca a la verdad advierte que su propia vida está en grave peligro.