La maniobra, que se desarrolló hacia el mediodía en colaboración con agentes de la Policía Local, sirvió para conocer las prestaciones del vehículo, que elevó su brazo a una altura superior a los treinta metros, así como para observar los posible obstáculos con los que se puedan encontrar los efectivos de bomberos en caso de tener que hacer una maniobra de rescate y salvamento en altura.
Estas pruebas se realizan debido a que este servicio municipal considera que existen importantes problemas de accesibilidad para los vehículos de extinción de incendios debido a la estrechez de las calles toledanas así como a los numerosos monumentos concentrados en la zona.
El simulacro se desarrolló en completa normalidad y atrajo la atención de muchas personas, sobre todo turistas, en la céntrica Plaza Mayor de Toledo.