Emiliano García-Page ha explicado que el parque de La Olivilla presentaba serias dificultades en cuanto a su gestión urbanística y mantenimiento. Ha recordado que a este espacio se adjudicó el uso de zonas verdes en el antiguo desarrollo de la Vega Baja, un planteamiento “irracional” que dio como resultado un parque “intransitable y desubicado”, con una pasarela que sin uso.
Ahora, con la puesta en marcha de este proyecto, se resuelven las dificultades urbanísticas del entorno de tal forma que la Universidad amplía su actividad docente e investigadora al otro lado del río, lo que da sentido al puente peatonal. Además, los terrenos de los antiguos Polvorines serán “la zona verde con más sensibilidad ambiental de Castilla-La Mancha” gracias a labor de conservación y formativa que llevará a cabo la UCLM y a la instalación de otros centros de investigación asociados al Medio Ambiente, aparte del Centro del Fuego.
De esta forma, la Junta de Comunidades se encarga de la gestión y el mantenimiento de este espacio verde próximo al río y se da solución paisajística y urbanística a los terrenos, ha insistido el alcalde, quien ha destacado que el edificio proyectado para el CIFU se mimetiza con el entorno para disminuir el impacto visual.
El alcalde ha agradecido a la Universidad y a la Junta de Comunidades la decisión de instalar aquí este centro y el resto de entidades que se plantean, ya que contribuye a “hacer ciudad de una manera muy respetuosa” y a ampliar la actividad investigadora.
Por su parte, el consejero de Medio Ambiente, José Luis Martínez Guijarro, ha agradecido al Ayuntamiento el esfuerzo administrativo realizado para poder comenzar estas obras, “adjudicadas desde hace meses” y cuyo plazo de ejecución es de nueve meses.
Ha aclarado que ya existe personal trabajando en los campos que se desarrollarán en este espacio, en el que también se instalará el Instituto Meteorológico de Castilla-La Mancha, y ha adelantado que en esta zona tendrá su sede el Centro de Investigación de la Atmósfera y el Clima.
De esta forma, Martínez Guijarro ha asegurado que el Gobierno autonómico “cumple con sus compromisos y apuesta por el futuro” a través de la investigación y el desarrollo económico y social asociado a la protección y estudio del Medio Ambiente.
El Centro de Investigación del Fuego estudiará las diferentes disciplinas que afectan a los incendios forestales y al medio urbano-natural desde diferentes perspectivas, como la científica, la técnica o la socioeconómica. Todo ello con el objetivo de prevenir los incendios, mitigar su impacto y, además, restaurar y mantener la integridad de los ecosistemas para asegurar una gestión sostenible de los bosques y el medio natural.
Se trata de un espacio bien conservado medioambientalmente y que se ha mantenido ajeno a actuaciones urbanísticas, lo que le hace perfecto para la implantación de edificios dedicados a este tipo de actividad centrada en el área del medioambiente. Además, es un enclave con buena comunicación al estar situado junto a la carretera de Navalpino y comunicado con el resto del campus universitario a través de la reconstruida pasarela peatonal.
El edifico se orientará hacia el norte, frente al río Tajo y en paralelo al Campus Universitario. Serán 1.985 metros de superficie divididos en cuatro módulos rectangulares y dos plantas, donde se ubicarán laboratorios, despachos y salas polivalentes. Además habrá un semisótano que servirá de garaje.
También contará con patios internos y externos en los que se integrarán algunos de los olivos que actualmente pueblan el parque de la Olivilla. El proyecto de construcción del edificio establece además que los olivos que se tengan que suprimir serán transplantados.
La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la Fundación General de Medio Ambiente y la Empresa Pública de Gestión Ambiental, va a invertir casi cuatro millones de euros en la construcción del nuevo CIFU, que inaugura lo que será el parque tecnológico y de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha.