El 77% de los niños refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo central afirman haber sufrido abusos, explotación y prácticas cercanas a la trata de personas. Sus historias son desgarradoras.
Como tantas niñas de Nigeria, a Osarugue iban a casarla con un hombre mayor que ella. Por eso decidió huir. Así comenzaba un peligroso viaje hasta a Europa por el Mediterráneo. Un viaje en el que 3 de cada 4 niños sufren abusos, explotación o caen en las redes de la trata, según revela nuestro último informe, Una terrible travesía.
Para Osarugue, uno de los peores momentos del camino hasta Europa fue el barco, donde la encerraron en un habitáculo, hacinada junto a otras 175 personas. Estaba oscuro y hacía mucho calor. No les dieron ni comida ni bebida. “Bueno, así es como termina mi vida”, pensaba la joven, muerta de miedo.
Niños refugiados: las amenazan se multiplican
El viaje que emprenden migrantes y refugiados está lleno de riesgos, pero estos peligros se multiplican exponencialmente cuando los que viajan son niños. Además, dentro de la infancia existen grupos todavía más vulnerables:
- Los jóvenes procedentes de países de África subsahariana están más expuestos a la explotación y a la trata. En la ruta del Mediterráneo oriental, el riesgo para estos adolescentes es 4 veces mayor que para el resto.
- Viajar solos también multiplica las probabilidades de que estos niños sufran estos abusos. En el Mediterráneo oriental, los menores no acompañados tienen 2 veces más de probabilidades de ser víctimas de ellos.
- El nivel educativo es otro factor que incrementa estas amenazas. 9 de cada 10 niños que afirman haber sido víctimas de explotación en la ruta del Mediterráneo central no habían tenido acceso a educación en sus países de origen.
Niños refugiados: 11.000 desgarradores testimonios
“Estuve en Trípoli 3 semanas”, cuenta Abdullah, de 15 años. “Había tiroteos por todas partes”. Su amigo Alieu, de 17, también describe una violencia impactante durante el camino. “Todo el mundo tiene un arma”, dice. “Pequeños y ancianos. Todos tienen un AK-47. Todos los días oyes boom-boom, boom-boom”.
Abdullah y Alieu son dos de los 11.000 niños y jóvenes que hemos entrevistado junto a la Organización Mundial para las Migraciones para realizar este informe. Sus testimonios son desgarradores y demuestran que los niños migrantes y refugiados arriesgan su vida en cada paso del camino movidos por el deseo de un futuro mejor.
Sin embargo, para jóvenes como Mohamed, que atravesó Libia para pedir asilo en Italia, la violencia y la persecución en sus países de origen no les dejan otra alternativa. “Arriesgamos nuestras vidas para venir aquí”, dice. “Cruzamos el mar. Sabemos que no es seguro, así que es un sacrificio. Pero o lo hacemos o morimos”.
Mientras lees esto, los niños que se dirigen hacia Europa están en peligro. Y esto podría evitarse con el establecimiento de vías seguras en las que estén protegidos en todo momento, en las que no se les confine en centros de detención, en las que se luche contra las redes de trata y explotación de menores. ¡Nosotros no podemos tardar! ¡Los niños refugiados y migrantes no pueden esperar!
Por Lara Aparicio Storyteller de UNICEF Comité Español
Fuente: https://www.unicef.es