La reparación del reloj, situado sobre el Arco de la Sangre, ha corrido a cargo del relojero Bienvenido Sánchez Briones que desde 1986 se encargaba de su mantenimiento, en un trabajo muy detallista y exhaustivo que ha conllevado el desmontaje y montaje del mismo para limpiar pieza a pieza toda la maquinaria.
El reloj comenzó a dar problemas apenas media hora después de las campanadas de la pasada nochevieja parándose en diversas ocasiones y se concluyó que el origen de este fallo eran las humedades de la estancia en el que se encuentra.
Por ello, además de restaurar algunas piezas del mismo como el péndulo, algunos piñones, ruedas o cables, el Ayuntamiento de Toledo encomendó a la Escuela Taller de Restauración la reparación de las cubiertas de la estancia y el repintado de la misma para acabar con las humedades.
Asimismo, se ha pintado el soporte de la cuadratura de la esfera del reloj y se han limpiado y repintado los números del interior de dicha esfera.
Un histórico reloj de la ciudad de Toledo.
La maquinaria actual del reloj de la Plaza de Zocodover tiene en torno a unos setenta años, pero la primera alusión al mismo, data, según recoge Julio Porres en “Historia de las calles de Toledo”, de 1710.
Posteriormente, en 1792, fue cambiado por otro viejo que se encuentra depositado en la Catedral, que se desmontó, por avería u otra razón, siendo sustituido por un tercero.
En 1900, la máquina vuelve a ser sustituida, corriendo la instalación de la nueva a cargo del afamado relojero madrileño Aniceto del Valle y presidió la Plaza de Zocodover hasta 1936, año en el que el incendio producido por la Guerra Civil arrasa el inmueble y, con ella, el reloj.
Finalmente, en 1945 se instaló la máquina actual comprada al relojero toledano José Hurtado y tras la jubilación de éste, en 1986, se hace cargo de su mantenimiento el relojero toledano Bienvenido Sánchez Briones. En la actualidad, es su hijo, Bienvenido Sánchez Díaz, el que se ocupa del reloj.