Durante el fin de semana se han producido numerosas quejas de usuarios por el mal olor del agua que salía de sus grifos, algo que han sufrido no sólo los ciudadanos de Toledo, sino también los vecinos de los pueblos de la zona norte de la provincia debido a que el problema se localiza en el suministro que llega del embalse de Picadas.
El Ayuntamiento de Toledo, a pesar de que no ha recibido notificación alguna por parte de la empresa Aguas de Castilla-La Mancha, que gestiona el servicio de Picadas, ha decidido cerrar el suministro que proviene del embalse madrileño, gracias a que la ciudad tiene la posibilidad de abastecerse de los pantanos del Torcón y del Guajaraz, lo que garantiza cubrir las necesidades de la ciudad con las máximas garantías de calidad.
A pesar del mal olor, el agua de Picadas registra los niveles establecidos en cuanto a salubridad; no obstante, el Ayuntamiento mantendrá el cierre de esta vía de abastecimiento hasta que se solucionen los problemas.