Manifiesto íntegro:
Cuando se celebró el primer Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en 1911, más de un millón de mujeres participaron públicamente en este acto. Además del derecho al voto y a ocupar cargos públicos, demandaban el derecho a trabajar, a la enseñanza vocacional y el fin de la discriminación en el trabajo.
Hoy, a casi 100 años de esa efeméride, mujeres y hombres de todo el mundo y de toda condición participamos públicamente para conmemorarlo. Con el tiempo, esta fecha se despojó del calificativo de Trabajadora para querer así abarcar a todas las mujeres. Pero las mujeres, que han sido invisibles durante muchos años y que lo siguen siendo en muchos ámbitos de la vida, debéis sumar, y no restar. Tenemos que ver el futuro, el avance hacia una igualdad entre hombres y mujeres con mucho optimismo, pero también con inconformismo. Cuánto más avancemos juntos, más ejemplo en todo el mundo daremos.
En esta fecha debemos recordar a todas las mujeres. Mujeres trabajadoras, en casa y fuera de ella, mujeres desempleadas. Mujeres heterosexuales, mujeres lesbianas. Mujeres negras, blancas, de todas las etnias. Mujeres emigrantes, mujeres desplazadas, mujeres en guerras, mujeres explotadas, mujeres violentadas, mujeres empobrecidas… Sirva esta fecha, sin olvidar los 364 días restantes del año, para reafirmar nuestras reivindicaciones pendientes, en lo global y en lo local:
Igual salario para empleos iguales, sin discriminación laboral por razón de sexo o por el estado civil de las mujeres.
Derecho a poder conciliar nuestras múltiples vidas, la laboral, la personal, la pública, la privada.
Erradicar la discriminación por razón de la orientación sexual y de la identidad de género.
Decisión exclusiva para cada mujer en cuanto a sus derechos reproductivos, sin que tenga que verse sometida a ningún condicionamiento de tipo cultural, ideológico o moral.
Combatir la marginación que sufre la gran mayoría de las mujeres inmigrantes, explotadas en gran número.
Mayor protección y cobertura a las mujeres viudas, a mujeres mayores, todas ellas con pensiones mínimas y subsidios escasos.
Y, como no, seguir combatiendo la lacra social que supone la violencia machista, el terrorismo que sufren las mujeres por el intento de aquellos individuos que desean perpetuar la subordinación de la mujer al hombre.
Muchos han sido los avances que las mujeres han experimentado en estos últimos años, en diversos ámbitos, el político, el laboral, el social… fundamentalmente por las luchas a favor de la igualdad entre hombres y mujeres que se han venido llevando a cabo por todas, las que estáis y muchas que ya no están.
Sigamos conmemorando este 8 de marzo mientras que todas estas reivindicaciones no se vean absolutamente cumplidas y ya sólo quede de su exigencia el recuerdo en los libros de historia.