El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, vaticinó este lunes un futuro sombrío en la acción humanitaria durante las próximas dos décadas porque prevé “más conflictos” y “más cataclismos” de larga duración debido a la faltad de voluntad de la comunidad internacional para “encontrar soluciones políticas” a las guerras.
Así lo afirmó Maurer en el coloquio ‘Principales retos humanitarios actuales’, organizado en Madrid por el CICR y la Agencia Española de Cooperación (Aecid) con el fin de reflexionar sobre la I Cumbre Mundial Humanitaria, celebrada el 23 y el 24 de mayo del año pasado en Estambul (Turquía) con la presencia de cerca de 9.000 personas de 180 países.
Esa cumbre generó unos 3.000 compromisos y lanzó decenas de iniciativas y asociaciones para hacer del mundo un lugar mejor, así como una Agenda para la Humanidad basada en cinco principios: prevenir y poner fin a los conflictos, respetar las reglas de la guerra, no dejar a nadie atrás, trabajar con un enfoque diferente para poner fin a las necesidades e invertir en la humanidad.
Maurer indicó que el Comité Internacional de la Cruz Roja se creó hace cerca de 150 años para atender emergencias en conflictos bélicos y actualmente está presente en esas situaciones más a largo plazo. “La presencia media de las 10 mayores operaciones de la CICR es de 36 años. Eso no parece una situación de emergencia”, añadió.
Comentó que en el futuro “va a hacer falta más trabajo humanitario” debido a “la volatilidad de las relaciones internacionales” y que “probablemente habrá pocas ganas” de profundizar en el derecho internacional humanitario, con lo que la solución a los conflictos ha de venir “desde abajo”.
“Es lo que estamos intentando hacer ahora, nos centramos mucho en negociaciones con las partes en conflicto e intentar llevar un poco de tranquilidad a los lugares para que la gente pueda normalizar sus vidas diarias”, apostilló.
Por otro lado, Maurer lamentó que la tendencia actual en los conflictos es que no se respete el derecho internacional humanitario y se ataquen instalaciones médicas y al personal médico. “Las guerras son más totales y en todos los conflictos que observamos las instalaciones médicas se han convertido en un objetivo prioritario”, comentó, antes de agregar que tanto a las fuerzas armadas como a los actores no estatales “se les ordena ganar la guerra a cualquier precio”.
En el coloquio también participó el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Fernando García Casas, quien destacó que “el compromiso humanitario de la política exterior española tiene que ser una política de Estado” y admitió que España es, en este sentido, “una potencia media”.
Por su parte, la directora de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española, María Alcaraz, abogó por ayudar más a las organizaciones humanitarias locales y criticó que las condiciones de financiación para las ONG en España son “muchas veces muy restrictivas” para las entidades nacionales.
Por último, el director general de Naciones Unidas y Derechos Humanos del Gobierno español, Javier Sanabria, defendió “ser muy exigentes” para que se rindan cuentas en los conflictos, de manera que “los crímenes tienen que estar registrados”, aunque reconoció que “ahora mismo el derecho internacional humanitario no goza de muy buena salud porque no se respeta”.
Antes del coloquio se proyectó el cortometraje ‘El último pediatra de Alepo’, que homenajea a Mohamed Wasim, quien murió en un bombardeo mientras operaba a un niño en abril de 2016.
Fuente: http://www.cronicasocial.com