La vicealcaldesa de Toledo, Inés Cañizares, y el concejal de Urbanismo, Florentino Delgado, han visitado este miércoles las obras de ejecución del proyecto de rehabilitación integral y regeneración urbana del Corral de Don Diego. Una obra que cuenta con una inversión que supera los dos millones de euros, y cuya inauguración está prevista para la próxima primavera.
Delgado ha destacado que la recuperación de este espacio para los toledanos ha sido posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento y del Consorcio, con especial agradecimiento a la Junta, a lo que hay que sumar diversas partidas de fondos europeos, ya que se trata de un proyecto integral, en el que, además, “han salido a la luz espectaculares muestras del patrimonio, hasta ahora ocultas y que se podrán visitar”.
La regeneración urbana de esta plaza, uno de los iconos del Casco de Toledo, contempla cinco actuaciones. La primera, el Salón Rico y el edificio de la calle Trastamara, con una inversión de 600.000 euros, y que ha sido calificada por la vicealcaldesa “como un magnífico trabajo, que pone de relieve que nuestra riqueza patrimonial es infinita”.
Un segundo proyecto, que consiste en la construcción de dos locales comerciales y de cinco viviendas, “que fueron iniciadas por la EMV, pero son ejecutadas por el Consorcio, que las cederá al Ayuntamiento para darles el destino, a ser posible social, que corresponda”, ha apuntado el concejal de Urbanismo, quien ha cifrado en 500.000 euros esta actuación.
La iniciativa también incluye, como tercera actuación y para cerrar el entorno, un edificio municipal, de uso polivalente, con marcado carácter cultural, que ha recibido subvención de los Fondos Europeos en el marco de los EDUSI, por un importe que supera los 365.700 euros.
“Para unificar todas las edificaciones que componen el conjunto, se incluye la plaza propiamente dicha, con una inversión de alrededor de 400.000 euros”, ha añadido Delgado.
Por último, el quinto proyecto de esta regeneración urbana del Corral de Don Diego contempla la recuperación de bóvedas subterráneas, actualmente en manos de particulares, para consolidar su estructura, y la correspondiente excavación arqueológica y el acondicionarlas para su uso, con el fin de que sean visitables.