La Fundación Juan March nos ofrece una la lectura dramatizada de cartas y poemas de Emily Dickinson, con la actriz Julia Gutiérrez Caba, presentados por Laura Freixas.
Se sabe que en vida se publicaron sólo seis poemas de Dickinson, cuatro de ellos en el periódico local donde residía, Amherst (Massachusetts). Pero el resto, no dejó que se publicaran, es decir, una de las mejores poetas de todos los tiempos vivió en el anonimato.
El agua se aprende por la sed.
La Tierra —por los Océanos atravesados.
El Éxtasis —por la agonía—
La Paz —la cuentan las batallas—
El Amor, por el Hueco de la Memoria.
Los Pájaros, por la Nieve.
Temo a la persona de pocas palabras.
Temo a la persona silenciosa.
Al sermoneador, lo puedo aguantar;
al charlatán, lo puedo entretener.
Pero con quien cavila
mientras el resto no deja de parlotear,
con esta persona soy cautelosa.
Temo que sea una gran persona.
La grandeza de lo pequeño, el misterio de lo cotidiano, la universalidad de lo doméstico y la incomprensión de lo súbito, esta pequeña antología es una pequeña muestra de su profunda sensibilidad.
Uno de los poemas que incluye esta antología:
No hay ninguna fragata como un libro/ para llevarnos a lejanas tierras/ni hay caballos mejores que una página/de piafante poesía./ Pueden hacer el viaje los más pobres,/no se pagan portazgos/porque no necesita casi nada/ la carroza que lleva el alma humana”.
“Que tan solo hay Amor/ es cuanto del Amor ahora sabemos;/y eso basta, porque lo que se lleva/ tiene que ser proporcionado al surco”.
Versos inquietantes, el vacío, la negación de trato con el otro, la soledad, erotismo ambiguo, rasgos distintivos de unos versos incomprendidos en la sociedad patriarcal de la época vivida por la autora, tal vez por ello nunca quiso publicar, salvo excepciones.