Manifiesto íntegro:
En nombre de todos los ciudadanos de Toledo, de las instituciones públicas, de las entidades y organizaciones privadas, del conjunto de toda la sociedad, expresamos nuestra condolencia y solidaridad con la familia de Ignacio Uría Mendizábal, asesinado ayer en Azpeitia. En estos momentos, cuando nos encontramos en las vísperas del treinta aniversario de la Constitución Española, nuestras palabras de rabia han de transformase en una llamada al aliento y a la unidad. Los terroristas deben saber que vamos a permanecer juntos frente a ellos y que jamás cederemos a su vil y criminal chantaje.
En treinta años de democracia los españoles hemos vivido el periodo más fructífero de nuestra historia. Hemos dado un ejemplo de madurez que nos ha convertido en una sociedad moderna donde el respeto y la tolerancia son norma común de convivencia. Esa normalidad fue quebrada ayer. Fue echa añicos por unos pistoleros que no conocen más argumentos que la fuerza de sus balas y sus bombas. Hacen daño a la sociedad, pero también dan pena. Su irracionalidad, su obstinación en remar contra corriente y su ceguera son absolutas. Creen que con la violencia pueden doblegar la voluntad democrática de millones de españoles, cuando ante sí solamente tienen un horizonte: ser apresados por las fuerzas de seguridad, ser condenados por los tribunales de justicia y pagar sus delitos en la cárcel.
Ignacio Uría era un empresario que trabajaba por el progreso de su tierra. Participaba en las obras de la alta velocidad y por ello ha sido asesinado. Es increíble y repugnante. Cuesta comprender que en la España del siglo XXI un ciudadano pueda perder la vida por eso… y en realidad por cualquier cosa. Es expresión suprema de la sinrazón con que una minoría, desgraciadamente, quiere turbar la convivencia pacífica en el País Vasco y en toda la nación.
Desde esta plaza del Ayuntamiento, desde la fortaleza que nos da la unidad y las firmes convicciones democráticas que todos profesamos, trasladamos nuestro apoyo a quienes a diario tienen que soportar las amenazas y las coacciones. No están solos, como tampoco lo están los familiares, amigos y compañeros de Ignacio. Hoy, con pesadumbre, pero con firmeza y serenidad, reiteramos nuestro compromiso con la libertad, con los derechos humanos, con la Constitución, con el amparo y fortaleza del Estado de Derecho para terminar con el terrorismo y el matonismo de quienes le amparan.