Francisco Pillado González nació, vivió y murió en A Coruña, ciudad a la que fotografió incansablemente a lo largo de toda su vida. A Coruña, que no se entiende sin la constante presencia del mar, con su puerto y sus gentes fue su principal centro de interés.
Salió poco de su entorno, pero en el año 1941 viajó a Madrid y visitó Toledo en compañía de uno de sus hijos.
La entrañable y hermosa Toledo herida por la reciente guerra, lo cautivó. Su paisaje, su luz, su atmósfera, sus colores le impresionaron profundamente. Son pocas las imágenes que hizo, pero son sin duda un pequeño homenaje a la ciudad y sus gentes. Solo fotografiaba lo que le parecía realmente bello. Y en algunas de las tomas que hizo aflora esa belleza a pesar de la destrucción que las rodea.
La fotografía no fue su profesión pero sí una afición que cultivó apasionadamente. Colaboró con otros compañeros aficionados como él en la creación de la Sociedad Fotográfica Coruñesa.
No hay en su obra grandes monumentos, retratos de personajes importantes, constancia de hechos históricos relevantes. Lo que sí hay son imágenes de la vida cotidiana, de gente trabajadora, de rincones o detalles que por alguna razón lo conmovieron.
Toledo en las fotos de Francisco Pillado González se nos aparece en un momento histórico tristísimo. Y este fotógrafo gallego, en su breve visita a la ciudad, lo recoge en unas pocas instantáneas.
Instantáneas que, con orgullo y satisfacción, ponemos a disposición de la ciudad que las protagoniza.
Familia de Francisco Pillado