El concejal de Urbanismo, Teo García, ha informado este viernes de un hallazgo arqueológico que determina la existencia de los vestigios de lo que pudiera ser una mezquita (siglos IX al XI) junto a la iglesia de Santo Tomé, similar a la del Cristo de la Luz o Tornerías, restos aparecidos durante las obras de rehabilitación de un local comercial que contaba con la supervisión de los arqueólogos municipales.
Durante la rueda de prensa en la que ha informado de las actuaciones realizadas por el Servicio de Arqueología del Ayuntamiento y junto a Antonio Gómez, responsable de la empresa que presta este servicio, se ha dado cuenta de la aparición de dos arcos, uno de herradura y otro polilobulado, que pueden determinar la existencia en este lugar de una mezquita.
Los arqueólogos consideran que ambos arcos y su posición a nivel de calle conforman la entrada norte a un edificio de tipo mezquita, de cronología Medieval Islámica (Ss. IX al XI). Según la configuración de los arcos localizados, se trataría de un edificio de planta cuadrada o trapezoidal, similar en dimensiones a las mezquitas de Cristo de la Luz o Tornerías
Según el responsable de la intervención arqueológica, los restos aparecieron durante una intervención “rutinaria” por la realización de una obra menor en un pequeño establecimiento de Santo Tomé. A la hora de realizar la roza para el cableado aparecieron estos restos que inducen a pensar que pertenecen a una antigua mezquita que, si bien está documentada su existencia en la zona, no se conocía el lugar exacto.
Distinto credo
La disposición de su traza, adosada a la Sacristía de la iglesia Santo Tomé, parece indicar que existió una cohabitación entre ambos edificios, de distinto credo, aspecto este destacado por el arqueólogo, quien ha señalado que los restos hallados fueron documentados y convenientemente protegidos y tapados para poder realizar la rehabilitación del local y que el propietario pudiera desarrollar su negocio con normalidad.
Teo García ha señalado que desde el primer momento el Ayuntamiento ha tutelado la intervención “para garantizar que los restos no se vieran afectados por las obras” y ha adelantado que los trabajos para documentar mejor el hallazgo se continuarán desde la Sacristía de Santo Tomé, con técnicas “no invasivas” que permitan conocer mejor todas las características del inmueble.
Con respecto a las cifras de 2016 del Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Toledo, que el Ayuntamiento presta de oficio para las obras menores, se tramitaron un total de 410 expedientes, el 64% (256) no necesitó de control arqueológico, en el 12% de los casos (50) sí se necesitó, 58 se corresponden con la zanja única, 11 fueron derivados a un arqueólogo externo y 9 pasaron por la Comisión Especial.
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