La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, ha asistido este viernes a la entrega al convento de San Pablo de una réplica de la Espada de San Pablo, reliquia que llegó a la ciudad de la mano del cardenal Gil de Albornoz en el siglo XIV y cuya pista se pierde con el inicio de la Guerra Civil.
El acto ha contado con la presencia del maestro espadero Antonio Arellano y su hijo, forjadores de la réplica de la mano de la empresa Artesanía Tradicional Toledana; de la fotógrafa Yolanda Lancha, autora de las imágenes que retratan todo el proceso; del periodista Francisco Rodríguez, responsable de la investigación histórica y promotor del proyecto; del Jefe de Prensa del Ayuntamiento de Toledo, Enrique Sánchez Lubián; del obispo auxiliar Ángel Fernández, y de la Madre Teresa quien, en nombre de la Orden, ha agradecido la iniciativa a los responsables de la misma.
La tradición atribuye a la Espada de San Pablo –también llamada Cuchillo de Nerón- la decapitación del apóstol San Pablo, llegando a Toledo en el siglo XIV como un regalo del Papa Urbano V al cardenal Gil de Albornoz. Fue venerada en el convento de La Sisla y, tras los periodos de desamortización, pasó a ser custodiada por las Jerónimas de San Pablo, ya en el Casco Histórico.
La pista del sable se pierde en 1936, dándose por desaparecida en los primeros compases de la Guerra Civil. Durante la dictadura de Franco se procedió a su búsqueda en los pozos del convento, siendo la misma infructuosa. Con el acto de hoy, los promotores de la iniciativa quieren restituir la Espada de San Pablo a la orden que la custodió y el lugar donde se guardó durante muchos años, recuperando con ello un singular y todavía abierto capítulo de la historia de la ciudad.
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