En la actualidad, cuando viajamos, con la ayuda de los dispositivos móviles podemos dar cuenta a amigos y familiares de nuestras impresiones y descubrimientos de manera inmediata. Cada día la red se llena de millones de mensajes, muchos de ellos con imágenes adjuntas, que reflejan nuestras peripecias vitales merced a las continuas innovaciones tecnológicas al alcance de todos.
Esta necesidad de relacionarnos con nuestros seres queridos, acompañando a nuestro texto con alguna imagen, se remonta a los años finales del siglo XIX con la aparición de la postal impresa cuyo uso se popularizó gracias al desarrollo de los medios de comunicación y del turismo.
Millones de postales se circularon por el mundo a lo largo del siglo XX. En sus primeras décadas las máquinas de fotos no estaban al alcance de todos, por lo que adquirir postales de los lugares visitados se convirtió en una práctica muy habitual pues servía para recordar con posterioridad esos viajes. Muchas personas las coleccionaban para su disfrute personal sin que en ellas hubiera ningún tipo de anotaciones.
Pero muy pronto empezaron a utilizarse también como elemento de comunicación. Las primeras que se circularon con una imagen fotográfica de Toledo se datan en 1898, aunque de otras ciudades españolas las hay desde 1892. A partir del año 1906, los reversos de las postales quedaron divididos en dos mitades, una para recoger la dirección de envío y la otra para incluir un texto personalizado. Su tamaño estandarizado, de 9 x 14 cm, no permitía excesivas florituras literarias. Eran pues unas cuantas frases en las que predominaban los mensajes sencillos y directos.
Esas postales escritas podían ser entregadas en mano al regreso del viaje, y por lo tanto no iban selladas. Otras podían ser remitidas dentro de sobres de correos lo que garantizaba la confidencialidad, pero la inmensa mayoría fueron circuladas sin ningún tipo de protección, por lo que sus textos podían ser leídos por cualquier empleado de Correos.
En el Archivo Municipal de Toledo, tras la recepción de la Colección Alba, se conservan más de 15.000 postales, de las que en torno a un 10% tienen algún tipo de texto manuscrito. En estos últimos meses hemos procedido a seleccionar, de entre ellas, la que tienen contenidos más llamativos y singulares. En total, 157.
Para esta exposición las hemos ordenado por los idiomas en los que están escritas. En español hemos recogido 80 postales, 5 en catalán, 50 en francés, 10 en inglés, 6 en portugués, 2 en italiano y en alemán, 1 en holandés y otra en esperanto. Dentro de cada lengua, las postales siguen un orden geográfico, el del nombre de la localidad de destino, recogiendo a continuación y entre paréntesis su fecha de timbrado o redacción. De todas reproducimos a buena resolución la parte de la postal (casi siempre el reverso) en el que se incluye el texto manuscrito, seguida de la imagen fotográfica con la que se circuló, pero ésta a baja resolución. En su casi totalidad estas postales son anteriores a 1940 aunque también las hay de fechas posteriores. Tarjetas que un día fueron enviadas a Londres, París, Bruselas, Berlín… desde Toledo vuelven a viajar ahora de nuevo en el mundo globalizado de Internet.
El título de la exposición “Desde Toledo con amor…”, pretendidamente cinematográfico, resalta el contenido amoroso de algunas de las tarjetas, pero en la mayoría de ellas los turistas refieren otros aspectos de la ciudad como la belleza de sus monumentos, el calor, las cuestas… u otras cuestiones personales suscitadas durante su visita a Toledo. Aun así hemos recogido dos postales para abrir la exposición que reflejan relaciones afectivas. Y con ellas un raro folleto, titulado Carta de amor compuesta por un soldado del regimiento de Infantería de Toledo núm. 35, para escribir los soldados a sus damas, publicado en Palma de Mallorca a finales del siglo XIX. Pues no olvidemos que una buena parte de los autores de las postales toledanas no eran turistas sino militares que se formaban en la Academia de Infantería. Así, en esta línea, animamos a examinar el contenido de la postal mandada por Pepe a Amparo en 1907 o por Paco a Eloísa en 1933.
Para terminar esta presentación, debemos señalar que esta exposición virtual no podría haber sido realizada sin la ayuda prestada por Raúl Perezagua Bautista, alumno del Curso de Postgrado de Especialista Universitario en Archivística (UNED) y por Carlos Vega Hidalgo, alumno del Grado de Humanidades de Toledo (UCLM), durante las prácticas formativas efectuadas en este centro en los últimos meses de 2017. A ellos les ha correspondido la selección, digitalización y ordenación de las imágenes. A ambos les agradecemos su dedicación y profesionalidad.
Mariano García Ruipérez
Archivero Municipal de Toledo